sábado, 2 de junio de 2012

"LA FELICIDAD ES UNA DECISIÓN PERSONAL"

La psicóloga clínica NEUS COLOMER publica el LIBRO 'LAS NUEVAS ADICCIONES' donde habla de aquellas adicciones que pasan desapercibidas y que la sociedad no reconoce.

UNA ADICCIÓN PUEDE DOMINAR NUESTRA VIDA COTIDIANA, INFLUIR SOBRE NUESTRO ESTADO DE ÁNIMO E INTERPONERSE EN TODAS NUESTRAS RELACIONES.

Neus Colomer es psicóloga clínica y lleva años recopilando datos con los pacientes que ha tratado. En su nuevo trabajo editorial habla de las nuevas adicciones, que ella define como aquellas que pasan desapercibidas y que la sociedad no reconoce como tales porque las personas que las padecen no son seres marginales que incumplen sus obligaciones, sino que tienen un problema de personalidad y de autoestima baja.

En el libro ‘Las nuevas adicciones’ dibuja un perfil y expone las causas de nuevas adicciones como la compra, la cólera, el trabajo, la limpieza o el aspecto físico. Todos los que las sufren tienen el mismo patrón de comportamiento que pasa por transformar un comportamiento en una obsesión de manera que uno pierde el control de su vida, siente culpabilidad y se rodea de unos sentimientos depresivos que sólo se pueden consolar con el propio comportamiento adictivo.

Un círculo vicioso del que, según la autora, sólo se puede salir siendo valiente y revisando constantemente nuestros comportamientos y cambiando aquellos que no nos sirven. Esto es, ser consciente del por qué hacemos las cosas.

P.- Antes de entrar en las nuevas adicciones estaría bien que nos centráramos en el significado de la palabra. ¿En qué momento algo pasa a ser una adicción?

R.- Para mí la adicción es un comportamiento que se transforma en una obsesión que hace que pierdas el control de tu vida. Este comportamiento no sólo genera adicción sino que también genera culpabilidad y luego llegan unos sentimientos depresivos que solamente puedes consolar con el comportamiento adictivo. Al final todo es una rueda, un círculo vicioso. Este comportamiento puede ser ingerir substancias tóxicas, que es lo que más se ve, y lo que más trastornos producen, pero luego hay comportamientos adictivos que no se ven tanto.

P.- Y eso son los que ha querido tratar usted en su libro…

R.- El primer título que pensé para el libro era el de Las adicciones ocultas, pero la editorial consideró que era mejor referirse a ellas como nuevas adicciones. A mí me gusta más el adjetivo oculto porque son comportamientos que difícilmente se ven, y que son adicciones hasta que la persona y su entorno no han llegado a tocar fondo.

P.- Precisamente ese puede ser un primer problema importante a la hora de detectar una adicción, la frontera entre un comportamiento y otro es muchas veces difusa…

R.- Sí, es muy fina y tiene que ver con la intensidad. Yo lo diferenciaría en que una persona que tiene una adicción es una persona que sólo vive a través de la adicción, está dentro de una jaula de cristal, mientras que otra persona puede tener la actitud de, por ejemplo, comprar mucho, pero no sufre por ello. La diferencia es la culpabilidad y el sentimiento de aislamiento, de tener una autoestima baja. La persona que sufre una adicción es porque se siente inferior. Te pondré otro ejemplo: Todos los niños necesitan chupar porque es un reflejo natural, pero no todos los niños necesitan el chupete para comer, dormir o ir por la calle. Este niño tiene una adicción al chupete, esa es la diferencia con otros niños.

P.- ¿Cómo podemos detectar el comportamiento a tiempo antes de que se convierta en una adicción?

R.- El comportamiento de una persona te da muchas pistas. Pista número uno es cuando la persona hace estos comportamientos a escondidas. Cuando alguien intenta ocultar un comportamiento ya es un primer síntoma de que allí hay un problema. Si limpio mi casa a menudo no pasa nada, pero la persona que tiene adicción a la limpieza lo hace cuando no la ven, puede estar limpiando los cristales del salón a las tres de la mañana. Esa persona ya detecta que no es que sea alguien limpio, sino que realiza un comportamiento buscando llenar un vacío interior. Los comportamientos adictivos provocan un vacío interior como persona.

P.- Interpreto entonces que aunque esas personas puedan reconocer que están enganchadas siempre será más fácil que quien lo detecte como patología sea alguien de su entorno…

R.- Quien la sufre la justifica diciendo que es algo normal, que estaba nervioso, etc. Es decir, se auto justifica hasta que la realidad pesa tanto que no tiene más remedio que asumir que tiene un problema. El entorno, si es un observador fino, puede detectarlo a tiempo y le pueden ayudar…

P.- No lo dice con mucho convencimiento…

R.- Sí, lo que pasa es que normalmente la persona que sufre comportamientos adictivos busca entornos que favorezcan esta adicción. Gente que son distantes emocionales, personas que prefieren que la otra persona sufra esa adicción mientras no moleste, hay de todo. Encuentran su complemento. Aunque sean adicciones distintas, hay un perfil común, que es la autoestima baja, sentirse inferior, y esta gente está dispuesta a encontrar gente abusadora emocionalmente.

P.- Ahora que habla de perfiles, ¿hay más hombres con adicciones que mujeres?

R.- No, la adicción la puede sufrir exactamente igual un hombre que una mujer, lo que sí que sucede es que los comportamientos adictivos están especializados. Por ejemplo, el de la compra. Los hombres tienen una adicción a la compra y compran un determinado tipo de productos (coches, electrónica, audiovisual…) y las mujeres otros (complementos, ropa…), pero la adicción es la misma.

P.- A pesar de que muchas de estas adicciones tienen su origen en nuestra infancia, no culpa a los padres de este comportamiento adictivo…

R.- No, porque mi opinión es que es una cadena, todos somos culpables e inocentes al mismo tiempo. La manera de educar a los hijos la hemos aprendido de nuestros padres entonces lo que hacemos es repetir patrones. Ante un mismo perfil de un padre o de una madre, cada hijo reacciona distinto. ¿Por qué unos caen en adicciones y otros no? Cuando nosotros nacemos nos tenemos que adaptar y contamos con los recursos personales más lo que vamos aprendiendo durante los primeros años de nuestra vida. Con estas estructuras mentales crecemos y el error es llegar a la etapa de adultos sin haber revisado estos esquemas y sin haber medido si tenemos los mismos recursos o hemos adquirido de nuevos. Hay muchos mecanismos de comportamientos que han sido adquiridos de muy jóvenes, entre los primeros 3 o 4 años de vida, y no los revisas nunca más. No revisamos nuestros comportamientos, y eso puede crear adicciones.

P.- Exculpados los padres nos queda hablar de la sociedad occidental actual. En su libro insiste en que hay adicciones como las de cuidarse o la del trabajo que llegan a ser bien vistas. Ahí sí que deberíamos de revisar nuestros esquemas…

R.- La sociedad occidental actual es muy, muy adictiva. Ha llegado a unos niveles de despersonalización, de individualidades, de valorar lo pragmático, lo inmediato, el tanto tienes tanto vales, y eso ha provocado que se dejaran de lado una serie de valores mucho más profundos. Este bombardeo constante hacia el consumo, la filosofía de si no eres joven, delgado, guapo, ya no vales nada, todo esto, influye y mucho en un comportamiento adictivo. Aquí tiene una gran parte de responsabilidad todo el mundo de la publicidad y de los audiovisuales. La persona está expuesta a unos medios que le dicen constantemente que sus problemas se arreglan con una pastilla o con lo que sea.

P.- En su libro critica que el ser humano ha perdido la búsqueda de la felicidad de una forma natural…

R.- La felicidad es una decisión personal. Ser feliz es una decisión personal porque siempre tendrás motivos para serlo, y motivos para no serlo. Si decides ser feliz las circunstancias no tendrán más valor que ser circunstancias, mientras que si buscas que la felicidad te venga desde el exterior, las circunstancias nunca favorecerán esta felicidad. La felicidad no es más que un estado de plenitud interior, y esta plenitud hay que encontrarla como sea, pero la tienes que buscar dentro, no fuera. Nosotros hace años que la estamos buscando fuera, y sobre todo, en objetos. Y esta es la gran trampa.

P.- En el libro presenta siete nuevas adicciones. ¿Sólo hay siete?

R.- Hay más, por ejemplo, no he tratado todo lo que es el mundo de internet, como la infidelidad internauta. Esta, que podría ligar mucho con la adicción a la conquista, no está desarrollada en el libro. También está el móvil por ejemplo, hay personas que sufren auténticos ataques de ansiedad si están sin el móvil. El tema es que las personas que sufren algún tipo de adicción, sin esa adicción, se encuentran ante su vacío personal, no hay más en su vida que esa adicción.

P.- ¿Cómo se puede salir de este vació interior?

R.- Primero y como cualquier desintoxicación, tienes que pasar el vacío. La gran suerte es que este vacío se llena rápido, y puedes empezar a ver rápidamente que tienes amigos y gente cerca, que tienes sentimientos, que eres capaz de emocionarte con la música, la pintura, el arte, que eres una persona que hace tiempo que no ríes o que no te quitas los zapatos y vas por la playa descalzo, que hace tiempo que no te conmueve o no has tenido tiempo de mirar una puesta de sol. Siempre digo que para salir de una situación así tienes que ser valiente, vivir este vacío que tienes y comenzarlo a llenarlo como lo hacen los niños. Los niños salen cada día a la calle a ver qué pasa, y con poca cosa tienen bastante. Esta es la filosofía para ser feliz, sorprenderte cada día de la vida.

P.- Suena bien…

R.- Otro ejercicio que propongo es ducharse conscientemente. Sintiendo el olor del jabón, el calor del agua, el bienestar del agua que te cae por la espalda, escuchando el ruido que provoca el agua…Todo va muy deprisa, hacemos cosas como auténticos autómatas y pasamos por alto muchas sensaciones que nos hacen perder lo que es la realidad, que es nuestra persona.

P.- Es posible que algunos de sus lectores tengan más identificadas determinadas adicciones, como la de la compra, o el cuidado por el aspecto físico. Pero hay algunas que llaman más la atención. Por ejemplo, la de la conquista, ¿somos adictos a conquistar a los demás?

R.- Hay más casos de los que crees. Son personas que son incapaces de comprometerse. La conquista es buscar a alguien, ser el máximo de seductor, mostrar tu mejor perfil, pero cuando la persona ha caído en tus redes de seducción, empieza a perder el interés. Si la persona se enamora totalmente de ti, entonces no sólo pierde interés sino que se convierte en un peligro y en una amenaza, porque el paso siguiente es profundizar en la relación y saber amar. Son los eternos príncipes fabulosos y princesas magníficas. Tienen miedo a una relación de intimidad profunda, que no sexual. Son profesionales de la seducción que no pueden ir más allá a no ser que encuentren una persona que tenga adicción a las malas relaciones.

P.- Otra de sus nuevas adicciones. ¿Cómo podemos ser tan inconscientes como para querer encontrar gente que nos hace daño?

R.- La gente que no sabe ser feliz necesita este sufrimiento, tener este reto de ver si puede cambiar a la otra persona, son personas que creen que para amar se tiene que sufrir y no saben amar de otra forma, desde la tranquilidad, desde la felicidad…Una persona que sufre esto y encuentra un compañero o una pareja que no lo hace sufrir se aburre y además considera que no la quiere. En cambio, los que sufren adicción a la conquista tienen asociado la seducción como el amor, generalmente, porque han tenido una relación con su madre de eterna seducción.

P.- Y hay una tercera adicción que me llama la atención que es la del cólera, la de la rabieta de niño pequeño si lo prefiere…

R.- Pues sí, y abunda bastante también. El perfil son personas que triunfan en todos los órdenes de su vida pero les ha quedado con la edad la actitud de que cuando hacen una pataleta consiguen lo que quieren y además les ha impedido evolucionar y no distinguen entre el estoy bien o el estoy mal. Un adicto a la cólera necesita siempre enfadarse por cualquier motivo porque no sabe controlar su malestar de ninguna otra forma. Son personas con una gran inmadurez emocional y normalmente busca la gente muy dominante, muy segura de sí misma, y eso les permite reivindicarse a través de la cólera. Es decir, en todas las adicciones, nos fabricamos el entorno favorable para ir perpetuando nuestra adicción.

P.- ¿Esto irá a más, cómo se puede frenar para que no surjan nuevas adicciones?

R.- Hay una cosa positiva de la crisis económica, y es que va a parar todo esto. Es una crisis económica, pero es una crisis que llevará a revisar nuestra manera de vivir y de comportarnos, así que esta crisis será una oportunidad para hacer una valoración de a dónde vamos, qué queremos hacer y cómo nos salimos de todo ello. Esta valoración puede ser el inicio de un cambio general de posicionamiento. Si continuamos como hasta ahora seguiremos con una sociedad enferma, en general no sabemos disfrutar de la vida. Así que seguro que la crisis será una gran maestra para que revisemos nuestros valores y nuestra forma de vivir.

Entrevista a: NEUS COLOMER "LA FELICIDAD ES UNA DECISIÓN PERSONAL"

Sábado, 26 de mayo 2012 La Vanguardia.com

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